La esclerosis lateral amiotrófica no se presenta con síntomas específicos de género, pero las personas con ELA informan que un cambio en su voz o la incapacidad para agarrar objetos pequeños fue uno de los primeros signos del trastorno, explica la Asociación de ELA. Además, las mujeres tienen menos probabilidades de desarrollar ELA que los hombres.
Si las personas con ELA experimentan por primera vez cambios en el tono vocal, la incapacidad de enunciar u otro problema del habla, los médicos los diagnostican con ELA de inicio bulbar, según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares. Las personas que presentan dificultad para completar las tareas que requieren destreza manual o que tienen problemas para caminar tienen ALS de inicio en las extremidades.
Con el tiempo, la ELA evita que el cuerpo se pare, camine, escriba, hable o trague, según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares. Cada persona con ALS es única, y los médicos no pueden predecir en qué orden o durante qué período de tiempo una persona con ALS perderá estas habilidades. A medida que avanza el trastorno, un paciente con ALS ya no puede respirar y debe depender de un ventilador para vivir.
Las personas con ELA conservan la función cognitiva, por lo que a menudo se deprimen o se sienten ansiosas debido al trastorno, señala el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares. Algunas personas con ALS pueden experimentar problemas con la toma de decisiones o dificultades para recordar eventos pasados, y hay evidencia de que algunas pueden desarrollar demencia.