Una persona con una personalidad pasiva es alguien que trata de evitar el conflicto a toda costa. El individuo tiende a aceptar las cosas como son, incluso si no son felices, para evitar molestar a los demás.
Ejemplos de individuos pasivos son aquellos que se sientan en silencio mientras que otros los insultan o individuos que no se enfrentan a los que los maltratan con el único propósito de evitar una discusión. Las personas pasivas a menudo hacen todo lo posible para evitar cualquier tipo de confrontación, incluso cuando tratan con personas que están cerca de ellos. Por ejemplo, una persona pasiva podría terminar una relación por correo electrónico o mensaje de texto en lugar de hacerlo por teléfono o cara a cara. Las personas pasivas también pueden sentirse culpables por molestar o decepcionar a otros. Las personas se vuelven pasivas por muchas razones. Algunos se sienten intimidados por aquellos con fuertes personalidades, mientras que otros simplemente quieren evitar problemas con la esperanza de que eventualmente se vayan.
Una persona pasiva es todo lo contrario de alguien con una personalidad agresiva. Una persona agresiva tiene más probabilidades de hablar cuando no se están satisfaciendo sus necesidades y no rehuye la confrontación, a diferencia de los individuos pasivos, que toman el camino de menor resistencia al evitar, ignorar o retirarse de las situaciones.
