La decadencia urbana es el resultado de una combinación de factores que incluyen la pobreza, la planificación urbana deficiente, la infraestructura obsoleta, los cambios de población, la discriminación racial, las restricciones de inmigración, la suburbanización y la redistribución de barrios. como la presencia de edificios abandonados, altos índices de criminalidad, disminución de la influencia política, familias fragmentadas, despoblación, alto desempleo, paisajes urbanos desolados y desindustrialización.
El declive urbano también puede conducir a la decadencia urbana. En casos como el redlining, este tipo de discriminación obliga a los discriminados a trasladarse a ciudades más amigables, donde tal práctica no es extrema o no existe.
La mala planificación del uso de la tierra puede obligar a las personas a migrar a otras ciudades, especialmente si una ciudad carece de viviendas adecuadas o asequibles. La mala infraestructura y el transporte desalientan a los posibles inversores y obligan a las empresas existentes a mudarse a otro lugar.
El deterioro económico puede dar lugar a la pobreza extrema, que contribuye a los altos niveles de delincuencia y abuso de drogas. Las personas siempre se mudan a áreas donde se sienten seguras, especialmente aquellas con familias. Las personas también se mueven por razones económicas. Si a una ciudad no le va bien económicamente, es probable que sufra una disminución de la población si la situación empeora.
La decadencia urbana llegó a ser prominente en Europa y América del Norte a finales del siglo XX. Décadas más tarde, la decadencia urbana se extendió por todo el mundo, debido a cambios importantes en la economía global, la política gubernamental y el transporte.
