Una persona verdaderamente compasiva se preocupa desinteresadamente por las luchas de los demás como un oyente empático, un voluntario entusiasta, un amigo leal y un sirviente sacrificial. La compasión es una conciencia comprensiva de la angustia de los demás junto con Un deseo de aliviarlo.
Las personas compasivas se preocupan por los demás más que por ellos mismos e intentan constantemente no decir cosas impulsivamente que puedan herir los sentimientos de alguien. Las personas compasivas son excepcionalmente buenas amigas porque permanecen leales y hacen que los problemas de los demás sean propios. A menudo parece que tienen una extraña habilidad para amar a los demás incondicionalmente porque no ven las faltas y los errores de los demás tanto como ven su dolor y su dolor. Una persona compasiva puede encontrar algo en común con cualquier persona, porque en lugar de compararse con otra persona, intenta establecer relaciones en las que pueda consolar y ayudar a los demás. Una persona compasiva es constantemente humilde porque no se siente bien si los demás no se sienten apreciados y valorados. Como alguien que elige sufrir con los demás, una persona compasiva no huye de los aspectos más oscuros y dolorosos de la vida humana, sino que trata de ser una luz y un refugio para otros que están luchando.