La latitud forma una relación inversa con la temperatura, donde las regiones en latitudes más bajas tienen temperaturas más altas en comparación con las áreas en latitudes más altas. Cuanto menor es la latitud, más cálida se vuelve la región. Por el contrario, cuanto más alta es la latitud, más fría es la zona.
La ubicación específica de cualquier lugar particular en la superficie del planeta se puede determinar utilizando coordenadas geográficas. Los dos números que se utilizan para indicar una dirección global, así como las diferentes zonas horarias, se denominan latitud y longitud. En un globo terráqueo, las latitudes se representan como líneas horizontales que van de este a oeste, mientras que las longitudes se dibujan como líneas verticales que van de norte a sur.
Una latitud se refiere a la distancia angular norte o sur de un lugar con respecto al ecuador. También se conoce como "paralelo" porque una latitud corre paralela al ecuador. El ecuador, designado como latitud 0, divide a la Tierra en los hemisferios norte y sur, con los polos correspondientes a 90 grados de latitud norte y 90 grados de latitud sur, respectivamente.
La latitud influye significativamente en los fenómenos meteorológicos globales, incluidas las auroras polares, los vientos predominantes, la precipitación y la temperatura. Las áreas más cercanas al ecuador, llamadas trópicos, reciben la mayor cantidad de luz solar y, en general, son más cálidas en comparación con otras partes del planeta. Los lugares ubicados en latitudes medias, conocidas como regiones templadas, experimentan tanto el calor tropical como el frío ártico. Las regiones en latitudes muy altas reciben la menor cantidad de luz solar, lo que resulta en temperaturas muy frías.
