El sistema integumentario protege el cuerpo, regula la temperatura y las funciones en la transferencia de agua. También es un órgano sensorial importante que transmite información sobre el mundo circundante.
La piel, un componente importante del sistema tegumentario, es el órgano más grande del cuerpo. Una de las funciones principales del sistema integumentario es la protección. La piel protege las estructuras internas sensibles del daño y de los cambios bruscos de temperatura. También proporciona una barrera contra agentes patógenos, como bacterias, parásitos y hongos.
La melanina en la piel proporciona un protector solar natural; los aumentos en la producción de melanina protegen el cuerpo y la piel del daño de la radiación ultravioleta. La piel también utiliza la luz ultravioleta para producir vitamina D.
El sistema integumentario es esencial para mantener la homeostasis, un estado de estabilidad a través de factores como la temperatura y la hidratación, en el cuerpo. El sistema tegumentario almacena agua y evita la deshidratación, además de producir sudor para regular la temperatura y eliminar el cuerpo de los productos de desecho.
En todo el sistema integumentario hay una serie de vasos sanguíneos y células nerviosas. La piel es extremadamente sensible a factores como la temperatura y la presión. Esto permite a una persona percibir dolor y tomar medidas para terminar o prevenir situaciones incómodas o potencialmente dañinas. La sensibilidad a la temperatura le permite a uno determinar si las condiciones son demasiado calientes o demasiado frías para ser seguras.