La frecuencia de desparasitación de un gato depende de su posible exposición a parásitos, que generalmente se adquieren mediante la exposición a roedores infectados, pulgas o heces de gatos infectados. Algunos veterinarios recomiendan un desparasitador preventivo cada seis meses.
Los gatos de interiores que viven en hogares limpios, libres de roedores y pulgas tienen un bajo riesgo de contraer parásitos, por lo que es posible que deban ser desparasitados con menos frecuencia que los gatos que se permiten afuera. Los gatitos generalmente necesitan desparasitación preventiva a las seis semanas. Las pruebas fecales se pueden usar para ayudar a diagnosticar infecciones de parásitos y determinar con qué frecuencia se debe desparasitar a un gato. Los veterinarios suelen estar familiarizados con los riesgos locales y pueden ayudar a los propietarios a desarrollar el mejor horario de desparasitación para sus gatos.