Los camellos almacenan reservas de grasa en sus jorobas que les proporcionan suficiente nutrición para sobrevivir durante meses en climas cálidos y secos. La sustancia grasa y acuosa en sus jorobas puede alimentar sus cuerpos durante las hambrunas. El metabolismo de un camello le permite perder hasta un 40 por ciento de su fluido corporal antes de que la deshidratación se convierta en un problema. Este mamífero eficiente en energía puede beber hasta 30 galones de agua en una sola sesión.
El sistema sanguíneo de un camello es único. La sangre circula por el cerebro y otros órganos vitales de la manera más eficiente para mantenerlos frescos a temperaturas muy altas. El cuerpo externo de un camello está diseñado para soportar los duros elementos del desierto. Los cascos de los camellos son anchos y planos, lo que ayuda a dispersar el calor abrasador de la arena del desierto. Durante las tormentas de arena, los camellos repelen la arena y los escombros que se cierran cerrando sus orejas y nariz.
Un camello es una máquina de almacenamiento de agua. La comida se digiere en tres estómagos para que prácticamente no haya pérdida de agua en las heces. El sudor permanece cerca de la piel, enfriando al animal como un acondicionador de aire interno. Paquetes de camellos flotan juntos y se paran en las sombras del otro. Esto mantiene a la manada más fresca durante las horas del día.