Theodore Roosevelt aumentó enormemente el poder de la presidencia, en gran parte al asumir que el presidente podía ejercer cualquier derecho que la Constitución no le había negado específicamente. Anteriormente, el Congreso había sido la rama más poderosa El gobierno, pero la presidencia de Roosevelt ayudó a establecer un poder ejecutivo influyente y con autoridad.
Antes de Roosevelt, los intereses comerciales tenían un poder desmedido en el gobierno, y generalmente se permitía a los empleadores más grandes del país hacer lo que quisieran. Roosevelt comenzó a regular los negocios, incluso llegando a romper confianzas que habían ganado demasiada participación en el mercado y se convirtieron en monopolios efectivos. Roosevelt aún reconocía el valor de las grandes empresas para una economía saludable, pero insistió en que el público también debe estar protegido.
Roosevelt también vio un mayor papel para el presidente en la política exterior. Su lema a menudo repetido "Hable suavemente y cargue un gran bastón", describió su técnica de estar muy involucrado en asuntos extranjeros en la esfera de influencia estadounidense, pero no temer imponer la voluntad estadounidense cuando sea necesario.
También vio el papel del presidente no solo para defender a los ciudadanos, sino también para defender los recursos del país. Para ese fin, estableció programas nacionales de conservación para proteger los recursos naturales, colocando a más de 230 millones de acres de tierra estadounidense bajo protección federal.