El níquel puro es un metal de color plateado. El níquel se puede ver fácilmente en las monedas modernas, que están recubiertas con una aleación de níquel y cobre para darles su tinte plateado.
El uso más común del níquel es en la creación de acero inoxidable porque el níquel es un metal resistente que resiste la corrosión. El acero inoxidable se crea mezclando níquel con cromo. Su capacidad para resistir la corrosión lo hace ideal para su uso en objetos expuestos al agua salada, como tuberías en plantas de desalinización. Como metal más duro, el níquel también se usa para proteger metales más blandos y es un componente común de la armadura. El níquel también se puede utilizar para colorear vidrio verde.