Para evitar la incidencia de la fosa seca después de una extracción dental, el paciente debe evitar fumar antes y después de la extracción, descansar mucho después del procedimiento, evitar el uso de pajitas, comer alimentos blandos y limpiar la boca como según las indicaciones del dentista. El dentista también puede recetar medicamentos especiales, como antibióticos, para hacer que la aparición de un zócalo seco sea menos probable, según la Clínica Mayo.
El zócalo seco es una complicación común que surge en alrededor del 2 al 5 por ciento de las personas que siguen una extracción dental, según WebMD. La cavidad es el orificio en el hueso de la mandíbula desde donde se extrajo el diente. Normalmente, se forma un coágulo de sangre sobre este orificio después de la extracción. Este coágulo de sangre sirve para proteger los nervios y el hueso que se encuentran debajo, pero cuando el coágulo se desprende o se disuelve, el hueso y los nervios se exponen a líquidos, alimentos y aire. Se puede producir una infección y el dolor intenso que se irradia al oído puede acompañar la infección hasta por seis días.
Según WebMD, aquellos que fuman, usan píldoras anticonceptivas, se sacan las muelas del juicio o tienen una higiene bucal deficiente son más susceptibles al desarrollo de la cavidad seca. La toma seca generalmente se trata con antibióticos y medicamentos antiinflamatorios no esteroides, como ibuprofeno o aspirina, aunque el dolor intenso puede requerir un tipo más fuerte de analgésico.