Una infección por Staphylococcus aureus resistente a la meticilina, o SARM, generalmente comienza como una protuberancia roja inflamada y dolorosa en la piel que se asemeja a las picaduras de arañas o granos, según la Clínica Mayo. Las protuberancias pueden estar calientes al tacto y estar llenas de pus, y pueden convertirse rápidamente en abscesos profundos que requieren drenaje quirúrgico. Las bacterias pueden penetrar en el cuerpo y causar infecciones potencialmente mortales en el torrente sanguíneo, las articulaciones, los huesos, los pulmones y las válvulas cardíacas.
La infección por MRSA es causada por una bacteria estafilococo que es resistente a muchos de los antibióticos que los médicos usan para tratar otras infecciones por estafilococos, explica la Clínica Mayo. Hay dos tipos de MRSA: MRSA asociado a la atención médica y MRSA asociado a la comunidad.
Los factores de riesgo para el MRSA asociado a la atención médica incluyen la hospitalización, vivir en un centro de atención a largo plazo y tener un dispositivo médico invasivo. Además, el uso de tubos médicos como catéteres o líneas intravenosas aumenta el riesgo al permitir que una vía de MRSA ingrese al cuerpo.
Los factores de riesgo para el SARM asociado a la comunidad incluyen participar en deportes de contacto como la lucha libre, vivir en condiciones insalubres o con mucha gente y participar en relaciones sexuales homosexuales, señala Mayo Clinic. MRSA se propaga fácilmente a través del contacto piel a piel.
Aunque las infecciones por MRSA resisten los efectos de muchos antibióticos y son muy difíciles de tratar, ambos tipos de MRSA responden a ciertos antibióticos, afirma la Clínica Mayo.