Los animales del desierto tienen formas adaptadas de soportar o evitar el calor y el sol, así como almacenar, obtener o soportar la pérdida de agua en su entorno hostil. El calor, la luz solar y la falta de agua son los principales problemas que enfrentan la mayoría de los organismos en ambientes desérticos, aunque hay varios desiertos que en realidad son bastante fríos. Sin embargo, el agua es crucial para toda la vida, y su falta define los desiertos.
La comida y el agua escasean en los desiertos. Las plantas son extremadamente dependientes del agua disponible para la fotosíntesis y no pueden crecer en su ausencia. Por lo tanto, las pocas plantas que crecen son extremadamente buenas para obtener agua, muy buenas para mantenerla, o ambas cosas. Los animales, a diferencia de las plantas, tienen la capacidad de esconderse del sol seco durante el día y la madriguera es un hábito muy común en los animales del desierto. Los animales que no cavan a menudo dependen de la sombra natural o de las madrigueras de otros animales. Muchos animales del desierto son nocturnos, o solo están activos por la mañana y por la noche, evitando las horas más calurosas del día.
El proceso del metabolismo produce agua mientras se digieren las grasas y los carbohidratos, y algunos animales del desierto, como la rata canguro, pueden mantener una hidratación suficiente solo con este método. Otros, como el monstruo de Gila o el camello, almacenan grandes cantidades de grasa para usar cuando la comida o el agua escasean.