Los tigres se defienden principalmente con sus garras, dientes grandes y poderosas patas delanteras que les permiten sujetar a otros animales. El pelaje del tigre también actúa como camuflaje en la vegetación, lo que les permite evitar la detección.
Los tigres no tienen más depredadores naturales que el hombre, por lo que la necesidad de defenderse del ataque es rara. Los tigres solo luchan entre ellos si hay una disputa sobre el territorio, pero estas peleas generalmente se basan únicamente en la intimidación y terminan con un tigre que adopta una postura sumisa al rodar y mostrar su vientre. Sólo se sabe que los tigres machos luchan a muerte contra hembras en celo y solo en raras ocasiones.
Cuando los tigres cazan, tienden a tratar de mantener presas con sus extremidades anteriores y morder sus gargantas. Se defienden de los ataques de una manera similar y también pueden atacar los ojos en defensa propia. Los tigres pueden pelear con otros depredadores, como leopardos, dholes, hienas rayadas, lobos, cocodrilos y osos, cuando la presa es disputada o escasa. La mayoría de los otros depredadores coexisten con los tigres o los evitan, pero se sabe que los cocodrilos los emboscan mientras beben. Los osos y las manadas de dholes también son capaces de matar tigres.