Las plantas se adaptan a las condiciones secas de varias maneras, pero muchas responden a las condiciones secas almacenando grandes cantidades de agua, que pueden usarse en momentos de necesidad. Por ejemplo, los cactus almacenan agua en sus troncos y tallos, mientras que las plantas de aloe almacenan agua en sus hojas. Además, las plantas que viven en áreas secas a menudo desarrollan gruesas cutículas externas que pueden ayudar a retardar la tasa de pérdida de agua.
Algunas plantas desecharán sus hojas cuando el nivel de humedad baje o se produzca una sequía. Cuando regresen las lluvias, la planta producirá más hojas y recuperará su vigor. Esto es similar a la caída anual de hojas que acompaña a algunas plantas de hoja caduca. Contrariamente al pensamiento popular, las plantas de hoja caduca dejan caer sus hojas en el invierno como respuesta a la falta de agua, no a las temperaturas reducidas.
Las hojas de los árboles y las plantas a menudo tienen pequeños orificios en las superficies inferiores, llamadas estoma. Estas aberturas permiten que el agua se escape a la atmósfera, en un proceso conocido como transpiración. La razón por la cual las plantas funcionan de esta manera es para extraer agua de las raíces. A medida que el agua se evapora de las hojas, crea un efecto de succión, que extrae el agua del suelo a través de las raíces.
