Las jirafas se han adaptado a su entorno a lo largo de los años al desarrollar largos cuellos para alcanzar la vegetación que se encuentra en los árboles altos donde viven. Las jirafas también se han adaptado a su entorno al poder beber 12 galones riegue de una vez para que no tengan que preocuparse por encontrar pozos de agua tan a menudo como otros animales que viven en el desierto africano.
Las jirafas también pueden obtener pequeños trozos de agua del rocío sobre las hojas que comen. También han adaptado lenguas largas, ásperas y fuertes que les ayudan a lidiar con las espinas que se encuentran en muchas de las plantas altas que comen.