Las etapas del desarrollo del ego de Jane Loevinger se describen mejor como subir un conjunto de pasos que conducen a una montaña, y cada paso permite que una persona tenga una mejor perspectiva y vea más del mundo. Loevinger propone nueve etapas del desarrollo del ego que ocurren a lo largo de la vida de una persona.
Las nueve etapas de Loevinger comienzan con la etapa presocial. Esta es una etapa sin ego en la que el niño solo se preocupa por satisfacer sus necesidades. La siguiente es la etapa impulsiva, durante la cual el niño se enfoca en sus propios impulsos. En la etapa de autoprotección, el niño comienza a comprender la recompensa y el castigo y utiliza este conocimiento para controlar sus impulsos.
A medida que el niño pasa más tiempo con sus compañeros, ingresa a la etapa conformista, durante la cual el comportamiento se guía por la necesidad de adaptarse. A medida que el niño crece, ingresa a la etapa autoconsciente. A medida que el niño se vuelve más consciente de sí mismo, comprende que hay múltiples formas de ver las situaciones. Esta es una transición a la etapa de conciencia, en la que el individuo desarrolla sus propios estándares para su comportamiento y para el mundo.
Cuando una persona entra en la edad adulta, comienza la etapa individualista. Comienza a desarrollar su vida por su cuenta y a desarrollar más sus propios estándares por separado de su grupo de pares. Esta transición a la etapa autónoma, durante la cual el individuo aprende cómo manejar el conflicto interno y respetar las diferencias de los demás. La etapa final es la etapa integrada, durante la cual la persona comienza a valorar las diferencias en los demás.