Las conchas marinas son exoesqueletos de invertebrados marinos como los moluscos y los caracoles de mar, y crecen de adentro hacia afuera o depositan nuevo material en los bordes, según Scientific American. Hay dos tipos comunes de conchas marinas. Bivalvos y conchas de gasterópodos. Los primeros están hechos de moluscos como las ostras y las almejas. Los últimos son exoesqueletos de caracoles marinos.
Bivalvos y cáscaras de gasterópodos son comúnmente llevados a tierra por las olas y aplastados para formar playas de arena. A diferencia de las conchas de tortuga, las conchas marinas no están hechas de células; en cambio, están compuestos de minerales, como el carbonato de calcio y una pequeña cantidad de proteínas. Las conchas de moluscos vacías a menudo son utilizadas por otros animales marinos, como los cangrejos ermitaños, como refugio. Estas criaturas buscan conchas nuevas y más grandes a lo largo de sus vidas a medida que superan a las viejas.
En contraste, las conchas de tortuga están hechas de tejidos epidérmicos secos que contienen queratina, la misma sustancia que forma las uñas humanas. La parte más interna de las conchas de tortuga está compuesta por tejido vivo, incluidos los vasos sanguíneos y los nervios, y los minerales, el más común de los cuales es el fosfato de calcio. Esta capa mineral se llama caparazón y se crea por la fusión de la caja torácica y las vértebras durante el desarrollo del animal.