Los métodos más utilizados para castrar a un hombre son los métodos quirúrgicos y químicos. El método quirúrgico se realiza bajo condiciones de supervisión médica. Implica la extirpación de ambos testículos y es irreversible. La castración también se llama neutralización.
La castración también se puede hacer químicamente con el uso de medicamentos como la ciproterona, la degarelix y la bicalutamida. Este método es indoloro ya que implica la administración de fármacos. Estos medicamentos detienen la liberación de la hormona sexual testosterona. Los hombres pierden su fertilidad y su deseo sexual, pero los testículos no se extirpan.
La castración se usa en algunos países como una forma de castigo para los pedófilos y otros delincuentes sexuales. La castración también se realiza para mitigar los síntomas del cáncer de próstata.