Los seres humanos afectan la biosfera al aumentar la contaminación del aire, dañar la capa de ozono, empeorar el calentamiento global, producir desechos no biodegradables y causar deforestación. El efecto combinado de la actividad humana provoca la destrucción de los ecosistemas.
Los contaminantes del aire, como los óxidos de carbono, los óxidos de azufre, los óxidos de nitrógeno y las partículas de polvo y hollín, dañan la atmósfera tanto a corto como a largo plazo. Existe un riesgo de formación de smog y lluvia ácida a corto plazo.
La acumulación de contaminantes del aire en la atmósfera a largo plazo aumenta la cantidad de energía absorbida por el sol, dando como resultado el efecto invernadero. Este efecto es responsable del aumento de las temperaturas en un fenómeno llamado calentamiento global.
Los humanos también generan una gran cantidad de desechos, y gran parte de esto no es biodegradable. El 55% de los 220 millones de toneladas de residuos por año termina en uno de los 3,500 vertederos, según la Universidad de Duke. Los vertederos son una fuente de producción de metano, un contaminante de efecto invernadero.
La actividad humana también es responsable de la deforestación. Los bosques son el hogar de entre el 50 y el 90 por ciento de las especies terrestres del mundo, afirma la Universidad de Indiana. Los bosques tropicales también absorben la luz solar y el dióxido de carbono, lo que significa que su ausencia resultaría en temperaturas más altas en la Tierra.