La humedad reduce la presión del aire al desplazar las moléculas de nitrógeno y oxígeno con moléculas de agua más livianas. Las diferencias en la humedad pueden causar la formación de tormentas. El aire húmedo también presenta desafíos para los pilotos.
Las moléculas de agua contienen un átomo de oxígeno pesado y dos átomos de hidrógeno ligeros, por lo que pesan menos que el oxígeno atmosférico, que contiene dos átomos de oxígeno pesados, y el nitrógeno atmosférico, que contiene dos átomos de nitrógeno pesados. Estas moléculas de agua obligan a las moléculas más pesadas a extenderse, lo que reduce la presión del aire.
Debido a que son tan ligeras, las moléculas de agua tienden a elevarse en la atmósfera, por lo que las nubes generalmente se forman en lo alto del cielo. Estas diferencias en la presión del aire hacen que el aire se mueva entre las diferentes capas, lo que eventualmente puede causar tormentas. La mayoría de las tormentas se forman sobre el océano, donde el sol caliente calienta el agua y causa este tipo de disturbios.
Dado que el aire frío y seco es más denso que el aire cálido y húmedo, las alas de los aviones tienen más moléculas que desplazar, lo que les permite generar más sustentación. Como resultado, los pilotos deben tener cuidado al viajar a través de áreas de alta humedad y altas temperaturas. La presión del aire es aún más baja a grandes altitudes, por lo que parte de México y otros lugares con estas condiciones requiere precaución adicional cuando los pilotos despegan y aterrizan.