El trifosfato de adenosina, o ATP, es un nucleótido utilizado para almacenar energía en moléculas orgánicas. Los nucleótidos son moléculas orgánicas compuestas de una molécula de azúcar, una unidad de fosfato y una base nitrogenada. Son los componentes básicos de los ácidos nucleicos como el ADN y el ARN. El ADN y el ARN, a su vez, son los componentes básicos de toda la vida orgánica conocida.
La generación de ATP es crucial para la vida orgánica, ya que actúa como una moneda para varias reacciones. Cuando un organismo quiere hacer algún tipo de trabajo, como mover los músculos, utiliza la sacarosa para realizar la tarea, pero el ATP se utiliza en la formación de la sacarosa. La energía se almacena en los enlaces fosfato de la molécula utilizando un enlace covalente. Las células orgánicas rompen el enlace, liberando energía y convirtiendo el ATP en ADP (difosfato de adenosina). Las mitocondrias en las células luego vuelven a unir una unidad de fosfato a la molécula, reciclando efectivamente el ATP.
El químico alemán Karl Lohmann descubrió el ATP por primera vez en 1929, donde lo llamó "ácido inosínico" después de aislar el nucleótido de los extractos de músculo y hígado. El bioquímico alemán-estadounidense Fritz Lippmann determinó que el ATP era el principal mecanismo de suministro de energía para las células entre 1939 y 1941. Fue Lippmann quien acuñó la frase "enlaces de fosfato ricos en energía" para describir el ATP.