A partir de 2014, Corea del Sur tiene una economía de mercado basada en la oferta y la demanda. En una economía de mercado, las decisiones de invertir, construir y expandir se basan en lo que se necesita para que el país opere a niveles óptimos.
En la década de 1960, se consideraba a Corea del Sur como una de las naciones económicamente más pobres del mundo. Al abrir sus mercados, aumentar la educación e intentar frenar el gasto gubernamental, Corea del Sur ha aumentado su riqueza económica y aumentado la libertad monetaria de sus habitantes. Se teoriza que el movimiento de una dictadura a un sistema parlamentario de gobierno ha ayudado al crecimiento económico del país.