La lluvia ácida se puede evitar ahorrando energía, usando menos transporte y cambiando a fuentes de energía alternativas. La reducción del consumo de combustibles fósiles detiene la lluvia ácida antes de que comience.
La reducción diaria del consumo de energía es la mejor manera de prevenir la formación de lluvia ácida. Por ejemplo, los propietarios de viviendas pueden apagar los electrodomésticos y los aparatos electrónicos cuando no están en uso. Comprar electrodomésticos de bajo consumo también es útil. Use el aire acondicionado y las unidades de calefacción solo cuando sea necesario, y baje el calor para conservar más energía.
El uso de fuentes de energía alternativas en forma de energía solar o eólica disminuye la cantidad de combustibles fósiles que se queman en la atmósfera. Por ejemplo, los sistemas de calefacción a base de energía solar están disponibles, incluidos los vehículos que ahorran energía. La reducción del tráfico de automóviles puede lograrse mediante el transporte público, caminando o en bicicleta. Los automóviles contribuyen en gran medida a la lluvia ácida porque emiten óxido nítrico al aire.
La combustión en lecho fluidizado es un método industrial que puede reducir la cantidad de azufre emitido a la atmósfera. Ciertas medidas de reforma pueden resolver el problema de la lluvia ácida, como las emisiones comerciales. Esta medida tiene como objetivo limitar la cantidad de contaminación y alentar a los fabricantes a producir energía de manera más eficiente. Los tratados y acuerdos internacionales pueden limitar la cantidad de contaminantes dañinos en todo el mundo.