Para reducir el efecto invernadero, los humanos emplean varias estrategias, como reciclar los materiales adecuados, mantener las luces apagadas cuando no están en uso, conducir menos y reducir el consumo de electricidad. Tomar pequeños pasos, como apagar televisores y aparatos cuando no están en uso y cambiar a bombillas que ahorran energía, reduce la demanda de electricidad y quema menos combustibles fósiles, que son los principales contribuyentes al efecto invernadero.
En los meses de invierno y verano, la reducción del aire acondicionado y el consumo de calor también disminuyen el efecto invernadero. Estas unidades producen dióxido de carbono, que entra en la atmósfera y contribuye en gran medida al efecto invernadero. El sellado de puertas y ventanas retiene el calor en el invierno y enfría las casas en el verano, lo que en última instancia requiere menos calor y aire acondicionado. Plantar árboles y arbustos y fomentar la reducción del uso de energía de otros también ayuda a reducir el efecto invernadero.