Los médicos usan pruebas de imágenes, como radiografías, resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y tomografías PET para diagnosticar sarcomas de tejidos blandos, afirma la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos. Sin embargo, los médicos a menudo realizan una biopsia. lo que implica extraer una muestra de tejido, para una confirmación concluyente.
Una prueba de imágenes de resonancia magnética es eficaz para evaluar el tamaño y la ubicación de un tumor y determinar los tipos de tejido afectado, de acuerdo con la American Cancer Society. En el procedimiento, una computadora interpreta cómo una serie de ondas de radio interactúan con un campo magnético, produciendo imágenes del interior del cuerpo. Los diferentes tipos de tejidos y enfermedades producen fluctuaciones en el patrón de ondas de radio, y los técnicos pueden administrar un tinte de contraste para mejorar la claridad de las imágenes.
Una tomografía computarizada es útil para examinar el sarcoma de tejido blando en el tórax o el abdomen y para determinar si los tumores se han propagado a otros órganos, como el hígado o los pulmones, señala la American Cancer Society. Una tomografía computarizada toma rayos X de 360 grados del cuerpo para producir imágenes detalladas en sección transversal, y el procedimiento también puede requerir un medio de contraste. En algunos casos, los médicos usan una tomografía computarizada para guiar una aguja de biopsia al recolectar una muestra de tejido.
Una radiografía tradicional puede ayudar a los médicos a determinar si los tumores se han diseminado al hueso cercano y localizar áreas de tejido calcificado dentro de los tumores, según la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos.