En el intento de Alemania de derrotar a la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, Adolph Hitler vio la conquista de la ciudad de Stalingrado como un punto estratégico crítico. Alemania intentó tomar Stalingrado, y la Unión Soviética derrotó a las fuerzas alemanas, marcando un punto de inflexión crítico en la guerra.
Tanto el ejército soviético como el alemán trajeron a más de 1 millón de hombres a la batalla de Stalingrado, lo que dio como resultado una de las batallas más sangrientas de la historia. El ejército soviético pudo contener a los alemanes con éxito hasta que llegó el invierno, lo que llevó a decenas de miles de hombres a morir de hambre y temperaturas bajo cero.
