Según la teoría cinética molecular, las partículas en estado gaseoso, ya sea en forma de moléculas o gases atómicos, están en constante movimiento en línea recta, ocasionalmente rebotando entre sí en colisiones perfectamente elásticas que cambian su dirección sin reducir su velocidad. Depende de una serie de suposiciones, como la idea de que las partículas son muy pequeñas en comparación con el espacio entre ellas.
Otras suposiciones de la teoría cinética molecular son que las partículas de un gas no tienen fuerzas que las atraigan hacia otras partículas o hacia su contenedor. También supone que la energía cinética promedio de las partículas de gas depende solo de la temperatura. Todas estas suposiciones, y la propia teoría cinética molecular, son una explicación del comportamiento observado de los gases, en particular la relación de temperatura, volumen, presión y la cantidad de partículas de gas en un contenedor.
Por ejemplo, la presión en el interior de un contenedor de un gas contenido es, según esta teoría, el resultado de partículas que impactan el contenedor y ejercen fuerza sobre él. Cuantas más partículas haya, más fuerza ejercen en general. Del mismo modo, la presión aumenta con la temperatura, ya que aumenta la velocidad de las partículas, lo que aumenta su fuerza y la velocidad a la que impactan el contenedor.