Una política fiscal no discrecional se refiere a estrategias diseñadas para contrarrestar las oscilaciones en la actividad económica de un país sin la intervención explícita del gobierno, explica las notas de clase del profesor de economía Dr. F. Steb Hipple para East Tennessee State University. Las políticas fiscales no discrecionales también se conocen como estabilizadores automáticos.
Para garantizar que funcionen automáticamente, las políticas fiscales no discrecionales se incorporan a la estructura tributaria y de gastos del gobierno, señala Hipple. El bienestar y los sistemas de impuestos progresivos aumentan la demanda durante las recesiones económicas, pero disminuyen la demanda cuando la economía se sobrecalienta. El efecto neto de una política fiscal no discrecional es crear déficits durante las recesiones y los excedentes cuando la economía se expande muy rápidamente.
A diferencia de las políticas fiscales no discrecionales, las políticas fiscales discrecionales requieren la intervención explícita del gobierno. Las estrategias fiscales discrecionales se implementan a través del proceso presupuestario del gobierno. Sin embargo, estas estrategias tardan un tiempo considerable en ejecutarse, lo que conlleva el riesgo de desajuste. Por ejemplo, un recorte de impuestos puede tener efecto justo cuando la economía comienza a expandirse. Por esta razón, las políticas fiscales discrecionales solo se utilizan en épocas de recesiones profundas, como el período posterior a la crisis económica de 2008. En general, los gobiernos utilizan las políticas fiscales para aumentar o reducir la demanda agregada en una economía con el objetivo de minimizar las fluctuaciones económicas, explica Hipple. Cuando una economía se expande demasiado rápido, los gobiernos aumentan los impuestos y reducen el gasto. En una recesión, reducen los impuestos y aumentan el gasto.