El efecto invernadero aumentado es un efecto invernadero elevado y desequilibrado, causado por las actividades humanas y las contaminaciones. El efecto invernadero se produce cuando la Tierra y sus gases están en equilibrio entre sí para promover el crecimiento y la sostenibilidad.
Desde la Revolución Industrial, los niveles de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso de la Tierra han aumentado enormemente. La quema de combustibles fósiles, algunas prácticas agrícolas, empresas de producción e industriales y la deforestación emiten gases nocivos a la atmósfera. La liberación adicional de estos gases ha provocado que la temperatura de la superficie de la Tierra aumente, un aumento en los incendios de bosques naturales, el aumento del nivel del mar, la fusión de los glaciares y los patrones climáticos extremos e impares.
En los últimos 100 años, la temperatura general de la Tierra ha aumentado 0.7 grados centígrados, según la Academia Australiana de Ciencias. El efecto invernadero natural permite que el sol caliente la superficie de la Tierra al pasar a través de la atmósfera. Una vez que la superficie de la Tierra está caliente, irradia esa energía hacia la atmósfera, donde los gases se absorben, se convierten en energía y se dispersan hacia la superficie. Con la aparición del efecto invernadero aumentado, la atmósfera se ha reducido y la cantidad de gases que se absorben ha disminuido, dejándolos atrapados y haciendo que las temperaturas aumenten.