Los tipos de alimentos consumidos en el siglo XVIII diferían de un país a otro. Los colonos en Nueva Inglaterra comían mayormente trigo; arroz; cebada; avena; verduras como papas, champiñones, legumbres, frijoles y cebollas; varios tipos de peces como el bacalao, la caballa y el fletán; aves de corral tales como pavos, codornices y gansos; así como alimentos importados de Europa, como carne de res, cerdo y queso.
En otros países como Francia, la dieta era ligeramente diferente. Durante el siglo XVIII, los franceses comían sopas, conejos, verduras y frutas. La clase alta disfrutó de manjares como el capón frito, el pecho de ternera, los cochinillos, los patitos y más.