Los empleos más frecuentes en el siglo XVIII fueron en la agricultura y la agricultura. Además, había muchos artesanos y artesanos hábiles, que incluían a la luz de las velas, a los armeros, a los ladrilleros, a los herreros, a los zapateros y a los sombreros. Estos trabajos surgieron de una creciente demanda de artículos para el hogar. También había comerciantes que vendían artículos comunes como pan, café, queso y velas en sus tiendas.
A principios de la década de 1700, la mayoría de las personas trabajaban como agricultores. En el sur de los Estados Unidos, las plantaciones de tabaco y algodón fueron los componentes principales de la economía agrícola. La mayor parte del trabajo de plantación fue realizada por esclavos. Además de la agricultura, la pesca y la caza de ballenas eran trabajos populares. La caza de ballenas era un trabajo peligroso, pero también era muy rentable. A medida que avanzaba la década de 1700, los dueños de casas adinerados querían bienes de lujo como hermosas alfombras y textiles, muebles y plata fina. En respuesta a esta demanda, los artesanos expertos comenzaron a aumentar en número. Los artesanos aspirantes primero tenían que trabajar como aprendices. Los aprendices a menudo dejaban a su familia cuando tenían apenas 14 años. Trabajaron durante muchos años bajo la guía de un artesano experto. El artesano era el responsable de vestir, alimentar y albergar a su aprendiz. El aprendizaje fue más común en las colonias de los Estados Unidos e Inglaterra.