La lluvia ocurre cuando el agua contenida en un aire cálido y húmedo se condensa y cae. La diferencia principal entre la lluvia ligera y la lluvia intensa es la cantidad de humedad presente en la masa de aire, que es proporcional al tamaño de la masa de aire. Típicamente, las fuertes lluvias son causadas por frentes de presión, mientras que las lluvias más ligeras son causadas por procesos convectivos.
Además de la lluvia causada por los frentes de presión, otros fenómenos atmosféricos causan fuertes lluvias. Por ejemplo, las zonas de baja presión, como las que rodean las depresiones tropicales, las tormentas tropicales o los huracanes, a menudo causan grandes cantidades de lluvia.
Las fuertes lluvias pueden causar grandes daños a personas y propiedades. Lluvias torrenciales pueden causar inundaciones y deslaves generalizados. Además, los rayos peligrosos y los vientos de alta velocidad a menudo acompañan las fuertes lluvias, especialmente si fueron causadas por una tormenta tropical. Si la diferencia de temperatura entre dos frentes adyacentes es extrema, la tormenta de lluvia tiende a ser más fuerte.
Bajo ciertas condiciones, la precipitación puede caer en forma de nieve, lluvia helada o aguanieve en lugar de lluvia. Por ejemplo, si la temperatura y la presión que rodean una nube de lluvia se encuentran dentro de un rango limitado de parámetros, el agua puede enfriarse demasiado y congelarse inmediatamente al entrar en contacto con una superficie.