Los ratones presentan una amplia gama de adaptaciones físicas y de comportamiento, dependiendo de su entorno. Algunos ejemplos son las capas más gruesas para el clima frío y los cambios en el color de la capa para mezclarse con los ambientes.
Los ratones buscan nidos seguros, ya que tienen una vida útil muy corta cuando se exponen a los elementos en la naturaleza. Esto ha llevado a varias adaptaciones para la supervivencia, como la preferencia por habitar edificios y obtener la capacidad de reproducirse muy rápidamente después del nacimiento.
Los ratones también pueden cambiar algunas características físicas muy rápidamente cuando se les obliga a habitar nuevos entornos. Crecen abrigos más gruesos cuando viven al aire libre en ambientes fríos. La habilidad de cambiar el color de la capa muy rápidamente también ha sido demostrada por el ratón de bolsillo de roca, que tiene que cambiar los colores de la capa rápidamente como consecuencia de las erupciones volcánicas para evitar la exposición a los depredadores.
Los ratones también adaptan fácilmente sus dietas a lo que esté disponible en el área. Los ratones que viven en los bosques cazan insectos, los ratones de campo comen granos y semillas, y los ratones que habitan en las viviendas humanas comen casi cualquier alimento que puedan alcanzar, pero particularmente como los alimentos con alto contenido de grasa.
Los ratones ciervos también han mostrado adaptación a grandes altitudes a través de cambios en su composición sanguínea y una preferencia dietética por los carbohidratos.