Los huesos de pollo, especialmente los cocidos, son peligrosos y no se debe permitir que los perros los coman. Los huesos pueden astillarse y causar sangrado interno, y los pedazos grandes pueden romper los dientes y causar obstrucciones intestinales. /p>
Según la FDA, a los perros nunca se les debe dar huesos de ningún tipo debido al riesgo de problemas de salud. Los huesos cocidos son especialmente peligrosos porque se astillan, y los fragmentos afilados pueden quedar atrapados en la boca o garganta y causar irritación. También pueden causar sangrado interno en el estómago y los intestinos de un perro. En casos severos, esto puede llevar a una peritonitis, que es una infección bacteriana que amenaza la vida y ocurre cuando las heridas se infectan.