La rivalidad entre Gran Bretaña y Rusia sobre Persia, un área ahora conocida como Irán, duró casi un siglo, y fue principalmente una lucha para controlar militarmente la región. Los historiadores lo denominaron "el gran Juego ", esta batalla por la supremacía en la expansión hacia Asia Central comenzó en 1813 y se prolongó hasta principios del siglo XX.
El Acuerdo anglo-ruso de 1907 ayudó a sofocar el conflicto intermitente, proporcionando una región sujeta a la influencia rusa amortiguada por una zona neutral. Gran Bretaña quedó satisfecha con la seguridad que trajo el control militar sobre la India. Apenas unos años después, en 1910, se descubrió petróleo en Persia y cambió el enfoque de Gran Bretaña. Para 1915, el ejército británico había convertido su fuente principal de combustible del carbón al petróleo, provocando un cambio en el enfoque político para proteger sus intereses en el petróleo persa.