Los gatos mueven sus orejas cuando están ansiosos o nerviosos. Si su nerviosismo o ansiedad no se alivia, el gato comienza a presionar las orejas más hacia atrás sobre la cabeza, lo que indica un aumento de miedo, molestia y enojo. Cuando se vuelven las orejas hacia atrás, el gato está listo para atacar y debe evitarse. Si un gato mueve continuamente sus orejas, podría tener una infección en el oído o ácaros.
Las orejas de un gato son extremadamente flexibles, con más de 20 músculos que las controlan. Cada oreja puede moverse independientemente de la otra, lo que permite al gato ser muy consciente de los sonidos en su entorno. Además de ser excelentes receptores de sonido, las orejas de un gato también son excelentes indicadores del estado de ánimo del gato. Cuando las orejas miran hacia adelante y hacia arriba, el gato está alerta y feliz. Las orejas se aplanan lentamente y se mueven hacia la parte posterior de la cabeza cuando el gato se pone nervioso y enojado, con una contracción que es una señal de advertencia temprana de que es inminente un estallido de ira.
Además de las orejas, otras partes del cuerpo del gato pueden dar señales que identifican el estado de ánimo del gato. Debe observarse la cola y los ojos para predecir cuán receptivo es un gato a la atención humana. Las colas que se agitan son una indicación de que el gato es curioso y juguetón. Sin embargo, una cola que se mueve muy rápido de un lado a otro podría ser un signo de nerviosismo o agresión. Los ojos bien abiertos indican que es hora de jugar, mientras que los ojos estrechados son una señal de que es mejor que el gato se quede solo.