La tasa de filtración glomerular, o GFR, para los no afroamericanos es típicamente más baja porque los afroamericanos tienen, en promedio, mayor masa muscular y, por lo tanto, niveles más altos de creatinina en suero, explica Cleveland Clinic. La creatinina sérica es uno entre varios marcadores que los médicos utilizan para determinar la tasa de filtración glomerular y medir la función renal. Además de la etnicidad, los niveles de creatinina sérica también dependen del género, el envejecimiento y la dieta, entre otros factores.
Los factores que disminuyen la masa muscular agregada, como las amputaciones, la desnutrición, el envejecimiento y la atrofia muscular, también atenúan los niveles de creatinina en la sangre, informa Cleveland Clinic. Debido a que las mujeres tienden a tener menos masa muscular que los hombres, sus niveles de creatinina sérica suelen ser más bajos. La ingestión de carne cocida eleva la concentración de creatinina en la sangre, mientras que las dietas vegetarianas la reducen. La cimetidina, el probenecid, los diuréticos ahorradores de potasio y otros medicamentos reducen la secreción de creatinina, lo que lleva a niveles más altos de la sustancia en la sangre. Los cetoácidos, la glucosa, el ácido ascórbico y algunas formas de cefalosporinas también aumentan los niveles de creatinina sérica.
El metabolismo muscular conduce a la síntesis de creatinina a partir de fosfato de creatina y creatina, señala MedicineNet. La sustancia, un producto de desecho, es transportada por la sangre a los riñones, donde los glomérulos la filtran hacia la orina. Debido a este vínculo entre la creatinina y los riñones, los médicos utilizan la concentración de creatinina en la sangre como un proxy para la función renal. Sin embargo, un mejor indicador de la función renal es la tasa de filtración glomerular, que mide la cantidad de creatinina que los riñones se eliminan del cuerpo en un período determinado.