El amoníaco es importante porque es una fuente vital de nitrógeno para sustentar la vida de las plantas. También se utiliza industrialmente para hacer tintes, plásticos, explosivos, drogas, ácido nítrico e hidróxido de amonio. El hidróxido de amonio diluido se utiliza como limpiador doméstico.
Las plantas usan el nitrógeno en el amoníaco para producir las proteínas necesarias. La urea, el sulfato de amonio, el nitrato de amonio, el fosfato de amonio y el amoníaco puro se utilizan como fertilizantes comerciales para suelos pobres en nitrógeno. El nitrato de amonio también es un componente de los explosivos, el fosfato de amonio se usa en tratamientos de madera ignífugos y el sulfato de amonio está presente en los químicos que se usan para curtir el cuero.
Las sales de amonio se utilizan en baterías de células secas, sales aromáticas y tratamientos de agua. El amoníaco líquido se utiliza como refrigerante industrial. El amoníaco es un refrigerante ideal porque puede absorber grandes cantidades de calor sin que aumente la temperatura.
El amoníaco se produce comercialmente mediante el proceso de Haber. En este proceso, el nitrógeno del aire y el hidrógeno obtenido del metano se combinan a alta presión. El hierro y el hidróxido de potasio se utilizan como catalizadores en esta reacción. Un método más antiguo para obtener amoníaco es calentar carbón o proteínas animales y capturar el gas amoníaco liberado. Cuernos, pezuñas y estiércol son fuentes de proteínas que pueden usarse para producir amoníaco de esta manera.