En el acalorado intercambio entre Bruto y Casio en el Acto IV de "Julio César" de Shakespeare, Bruto expresa rabia con Casio por varios problemas, pero luego admite que su verdadera razón para la ira es que acaba de recibir noticias del suicidio de su esposa en Roma. En la superficie, su argumento es sobre la corrupción, pero al final de la escena, los dos están reconciliados.
Las primeras palabras duras entre Bruto y Casio son sobre un hombre condenado, Lucio Pella, a quien Bruto ha condenado a muerte por aceptar sobornos. Casio ha argumentado públicamente que Pella debería ser perdonada, lo que Bruto siente que socava su autoridad. Brutus argumenta que, si estaban dispuestos a matar a César por corrupción, no pueden tolerarlo entre sus propias filas.
Luego, el argumento pasa a la acusación de Bruto de que Casio no ha entregado el oro que solicitó a sus soldados. La implicación es que Casio podría haberla robado. Este intercambio termina con Casio ofreciendo su pecho desnudo para ser apuñalado, mientras afirma que el dinero fue enviado y el mensajero debe haberlo tomado.
Finalmente, mientras los dos se abrazan, Bruto confiesa la verdad sobre su esposa. Los hombres tienen un breve intercambio con un poeta, luego beben vino juntos mientras juran su amistad.