Las medusas que brillan lo hacen para atraer presas y como una forma de defensa contra los depredadores. Las medusas pueden hacerlo debido a la fosforescencia, la luminiscencia o la bioluminiscencia.
Las medusas, como las ortigas de mar, utilizan su capacidad de brillar para sorprender o ahuyentar a los depredadores. Esto funciona porque el pequeño tamaño y los largos tentáculos de las medusas son magnificados por la luz, haciéndolos parecer más grandes a los posibles depredadores. Algunas medusas dejan caer sus tentáculos como una forma de distracción que puede confundir a los depredadores. Los depredadores suelen sentirse atraídos por la luz del tentáculo que cae y centran su atención en él en lugar del cuerpo de la medusa, que le da a la medusa la oportunidad de escapar.
Algunas medusas utilizan la fosforescencia para absorber energía y liberarla lentamente con el tiempo en forma de luz. Esto es lo que les da la apariencia de brillar. Otros, como el Aequorea victoria, utilizan la proteína luminiscente aequorina y las moléculas fluorescentes para crear bioluminiscencia que hace que brillen. La pequeña cantidad de luz solar que llega a las profundidades del océano, donde viven algunas medusas, permite que el agua absorba la luz roja, anaranjada y amarilla, mientras que simultáneamente dispersa la luz ultravioleta, que es absorbida por las medusas y muchas otras criaturas marinas brillantes.