Las moscas de la grulla no son venenosas y sus cuerpos no son tóxicos. Muchas especies no comen como adultos y carecen de partes bucales capaces de perforar la piel. Las larvas pueden ser plagas agrícolas, pero los adultos son inofensivos.
Las moscas de la grulla se parecen a los mosquitos de gran tamaño y pueden alcanzar los 60 milímetros de longitud. Las larvas viven en suelos húmedos y secos o en agua dulce o salada. Muchos comen microflora, algas y materia orgánica en descomposición, pero algunos son depredadores. Las especies de plagas suelen dañar las raíces de las plantas. Las moscas de la grulla proporcionan alimento a muchas otras criaturas, como aves, otros insectos, arañas, peces, anfibios y mamíferos.