La pérdida de visión en un ojo, o la visión monocular adquirida, hace que la percepción de profundidad sea extremadamente difícil, especialmente cuando se mide la distancia a 3 pies del ojo, según la Asociación de Rehabilitación Neuro-Optométrica. Más allá 3 pies, otras señales de distancia ayudan a determinar las distancias relativas si la persona afectada mueve la cabeza.
La visión monocular adquirida también causa una reducción de hasta el 25 por ciento en el campo de visión periférico, explica NORA. Combinada con problemas en la percepción de profundidad, la visión monocular adquirida puede hacer que una persona se vuelva torpe y tenga problemas con la coordinación mano-ojo, la orientación y actividades como practicar deportes o conducir.