Una semana tiene siete días. Los días laborables son lunes, martes, miércoles, jueves y viernes, mientras que los fines de semana son sábados y domingos. El concepto de una semana de siete días se originó en la antigua Babilonia.
Los astrónomos babilónicos reconocieron que el ciclo completo de la luna consiste en aproximadamente 28 días. Dividieron el ciclo en cuatro fases distintas: luna nueva, media luna creciente, luna llena y media menguante. Cada fase, que consta de siete días, representa una semana. El emperador romano Constantino hizo de la semana de siete días un aspecto oficial del calendario juliano en 321 A.D. La semana de siete días también se desarrolló en China, Japón y la India durante el primer milenio A.D.