La mayoría de los cálculos biliares no causan síntomas a menos que queden atrapados en los conductos que conectan el hígado y el intestino delgado, según WebMD. Cuando esto ocurre, los pacientes pueden experimentar síntomas como dolor abdominal, fiebre, náuseas, ojos y piel amarillentos y orina o heces de color oscuro.
Los cálculos biliares son grupos duros de colesterol y pigmentos biliares que se originan en la vesícula biliar, un órgano pequeño justo debajo del hígado, afirma WebMD. Cuando se atascan en los conductos que conectan la vesícula biliar al intestino delgado, bloquean el flujo natural de bilis y hacen que el líquido regrese al hígado y penetre en el torrente sanguíneo.