¿Cuáles son los síntomas de la cirrosis hepática?

Los síntomas de la cirrosis del hígado incluyen ictericia, picazón, fatiga e hinchazón en las piernas, según WebMD. Otros síntomas incluyen hemorragias nasales abundantes; moretones con facilidad; pequeñas líneas o pequeñas manchas rojas en la piel; pérdida muscular; y la pérdida de peso. También puede causar confusión, infecciones frecuentes e incomodidad o dolor en el vientre.

Algunas personas con cirrosis hepática no experimentan síntomas hasta que la enfermedad ha progresado y causado un daño extenso en el hígado, explica WebMD. Una vez que la enfermedad progresa, a menudo surgen complicaciones adicionales debido a la cicatrización del tejido que interrumpe el flujo normal de sangre al hígado, lo que causa hipertensión portal. Los síntomas de la hipertensión portal incluyen ascitis, que es la acumulación de líquido en el estómago, un aumento en el tamaño del bazo y el sangrado del tracto digestivo.

Algunas personas que desarrollan hipertensión portal debido a la cirrosis en sus últimas etapas experimentan una función cerebral alterada e insuficiencia renal, afirma WebMD. El líquido también puede acumularse en el pecho y los pulmones, presionando los pulmones y causando un hidrotórax hepático. Los vasos sanguíneos en los pulmones pueden ensancharse y causar el síndrome hepatopulmonar, que hace que la sangre se mueva demasiado rápido a través de los pulmones para obtener el oxígeno que el cuerpo necesita. Además, la cirrosis aumenta la probabilidad de desarrollo de cáncer de hígado.

El tratamiento de la cirrosis hepática depende de su causa directa y la extensión del daño hepático. Por ejemplo, si la causa es la hepatitis, entonces la medicación es necesaria para controlarla. De manera similar, los síntomas problemáticos como la ascitis y el edema de la pierna también deben abordarse para tratar la cirrosis de manera efectiva. Cuando la cirrosis causa daño hepático grave, la cirugía puede ser otra opción de tratamiento.

Si se descubre a tiempo, la cirrosis hepática se puede tratar, dice la Clínica Mayo. El tratamiento depende de la causa. Las personas con cirrosis hepática deben dejar de beber alcohol. La pérdida de peso puede ayudar con la acumulación de grasa en el hígado, y los medicamentos pueden ayudar a disminuir la progresión de la hepatitis y otras enfermedades hepáticas. Los casos más graves de cirrosis hepática requieren un trasplante de hígado.