Los síntomas de una aorta agrandada incluyen dolor de espalda, dolor de pecho, dificultad para tragar, ronquera, hinchazón, tos, dificultad para respirar, sudoración, mareos y pulso rápido. Una aorta agrandada conduce a la formación de una protuberancia en la aorta llamada aneurisma aórtico. Esta afección normalmente es causada por otra afección llamada síndrome de Marfan, que hace que las paredes de la aorta se debiliten.
Es posible que el agrandamiento leve de la aorta no tenga ningún síntoma, según lo declarado por UW Health. Un médico puede detectar la condición durante otros exámenes o pruebas. Sin embargo, cualquier nivel de agrandamiento puede conducir a una fuga de sangre al corazón debido a válvulas aórticas más débiles, lo que puede causar un pulso cardíaco rápido y dificultad para respirar. El agrandamiento severo de la aorta puede aumentar la debilidad de la pared aórtica, posiblemente causando que el bulto se diseccione.
Por lo general, se recomienda a los pacientes que padecen el síndrome de Marfan que estén atentos a los signos de agrandamiento de la aorta. El tratamiento depende de su severidad y la tasa de crecimiento. Se puede requerir cirugía para reparar la protuberancia si es grande. El uso de tomografías computarizadas y ultrasonidos pueden ayudar al médico a conocer el tamaño del aneurisma aórtico. Si el bulto se desgarra, puede llevar a condiciones que amenacen la vida, como lo indica WebMD.