Un individuo con arco caído, también conocido como disfunción del tendón tibial, puede necesitar cirugía si el dolor en el pie no mejora después de seis meses de tratamiento conservador, según la Clínica Mayo. El tratamiento temprano reduce la probabilidad de necesitar cirugía, ya que el tendón continúa deteriorándose con el tiempo.
Los tratamientos conservadores incluyen la aplicación de compresas frías en el área afectada varias veces al día durante 20 minutos a la vez, disminuyendo las actividades que exacerban el dolor en el pie, perdiendo peso, tomando medicamentos antiinflamatorios no esteroides y realizando actividad física de bajo impacto, según a la clínica mayo. A las personas con arcos caídos también se les puede indicar que usen ortesis, una bota para caminar o un yeso corto para la pierna.
Un fisioterapeuta o un profesional médico puede mostrar estiramientos para realizar que pueden aliviar el dolor o la incomodidad durante las actividades basadas en el pie, según WebMD. Una persona con arco caído debe tratar los factores de riesgo que pueden empeorar la condición, como la presión arterial alta, la diabetes y la obesidad. La persona debe hacer una cita con un médico si el dolor en el pie es intenso.
Los procedimientos quirúrgicos posibles incluyen la limpieza de las cubiertas protectoras de los tendones, la fusión de los huesos de los pies o los tobillos y la eliminación de espolones óseos, según WebMD. Las opciones de cirugía adicionales disponibles incluyen alterar la forma del hueso, agregar tendones del cuerpo al pie e injertar el hueso en el pie.