Según WebMD, el yogur se considera seguro y presenta poco riesgo de efectos secundarios en individuos sanos. Por esta razón, el yogur puede ser consumido regularmente por niños, adultos y mujeres embarazadas como parte de la dieta. En algunos casos, el yogur se ha contaminado con bacterias, causando enfermedades. Por esta razón, es importante que el yogur se prepare y almacene adecuadamente para evitar la contaminación.
Para las personas con sistemas inmunitarios comprometidos, como las personas que tienen VIH o que se han sometido a trasplantes de órganos, comer yogur representa un pequeño riesgo. En tales casos, existe el riesgo de que se permita que los lactobacilos, una de las bacterias vivas en el yogur, se reproduzcan a niveles dentro del cuerpo que pueden causar enfermedades. Si bien esto es poco frecuente, las personas con sistemas inmunológicos comprometidos deben evitar comer grandes cantidades de yogur que contengan cultivos vivos sin consultar primero con un médico.
El yogur, hecho a través de la fermentación de la leche, se usa como un remedio para restaurar las bacterias normales que se encuentran en los intestinos después del uso de antibióticos. El consumo regular de yogur se ha encontrado efectivo en el tratamiento de infecciones vaginales bacterianas y por levaduras, así como en la prevención de infecciones del tracto urinario. El consumo de yogur también es eficaz para controlar el colesterol alto y para tratar las infecciones por Helicobacter pylori.
