Los cinco propósitos de la comunicación son informar, imaginar, influir, cumplir con las expectativas sociales y expresar sentimientos. La mayoría de los problemas que ocurren en las relaciones y entre las organizaciones empresariales se deben a una comunicación ineficaz, que puede sucede cuando las personas no se comunican o cuando los procesos generan confusión, por lo que la comunicación no se entiende completamente.
El proceso de comunicación implica tres pasos: pensamiento, codificación y decodificación. En el pensamiento, la persona crea la idea, el concepto, el sentimiento o la información. En la codificación, la persona envía el mensaje a su colega, supervisor, amigo, familiar o desconocido. Finalmente, el receptor del mensaje tendrá que decodificarlo y traducirlo en algo que él o ella entiendan completamente.
Este proceso involucra dos elementos conocidos como contenido y contexto. El contenido es lo que realmente se dice, las palabras y los símbolos reales utilizados. El contexto son los elementos no verbales que acompañan el contenido. Estos pueden ser los ojos del remitente o los movimientos del lenguaje corporal, como los gestos con las manos.
Existen algunas barreras que impiden que la comunicación sea verdaderamente efectiva. Una de estas barreras es el sesgo cultural. Las personas a menudo permiten que sus experiencias pasadas y su cultura o sus antecedentes cambien el significado de los mensajes. Esto puede ser bueno cuando ayuda a las personas a entender cosas nuevas, pero también puede ser malo cuando cambia el significado del mensaje.